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Volvamos al inicio. Regresemos al comienzo de nuestra vida.
La psicología interpreta con mucho fundamento, que el lugar ideal del cual venimos y al cual nunca podremos regresar -vientre materno con características únicas de temperatura, humedad, contención, alimento y estimulación-, es el deseo inalcanzable del hombre que inconscientemente persigue. El ser humano está diseñado según estudios para la supervivencia, no para la felicidad plena. Es por ello que parece ser muy costosa nuestra felicidad frente a los avatares cotidianos que nos aquejan.
Si la búsqueda es esa felicidad de aquella etapa crucial, vivimos hoy complicados. Para reparar esa pérdida, la cubrimos con la compra mas o menos impulsiva de objetos de consumo que en el momento previo a la compra los deseamos, pero al adquirirlos, nunca cubren esa necesidad primitiva y animal (afecto-atención-felicidad). Eso nos lleva indefectiblemente a desear otra y otra cosa y a seguir estando insatisfechos. El consumismo y los multimedios lo potencian.
Si de algún modo nos venimos reprimiendo por cuestiones culturales y de educación entre otros factores, estemos más cerca nuestro, escuchemos nuestra respiración, el silencio, el sonido del agua y disfrutemos esas sensaciones placenteras aún sin ser nadadores ¡Volvamos al agua!.
Juguemos en el agua, solos o en pareja, con la familia.
La esencia del placer no impone límites: el mar, el río, un lago, una pileta, nuestra bañera. Si la experiencia quiere ser mayor, animémosnos al buceo. No hace falta sumergirse de cuerpo entero para descubrir nuevos mundos. Es una vivencia gratificante y que la puede realizar cualquiera.
Recorrí cientos de destinos buceando, y mi percepción de la vida y hasta de la paleta de colores que conocía cambió y mucho.
Estuvimos en la placenta, y nuestro cuerpo, al igual que la superficie del planeta tierra es de este vital elemento. Extrañamos ese lugar de origen. Es lógico
Además, comienza a escasear este recurso estratégico en el mundo. Es un milagro la vida gracias al agua.
Relax, escapémosle al stress y volvamos a percibir esas sensaciones de bebé, sin protocolos, sin vergüenza, en armonía.
Los invito a disfrutar de este video porque tiene la energía del agua, el sutíl desplazamiento de los delfines, y una dulce melodía liderada por una encantadora flauta de bambú.