
Un grupo de ranas viajaba por el bosque y, de repente, dos de ellas cayeron en un hoyo profundo.
Todas las demás ranas se reunieron alrededor del hoyo.
Cuando vieron cuán hondo era el hoyo, le dijeron a las dos ranas en el fondo que para efectos prácticos, se debían dar por muertas.
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Las dos ranas no hicieron caso a los comentarios de sus amigas y siguieron tratando de saltar fuera del hoyo con todas sus fuerzas. Las otras ranas seguían insistiendo que sus esfuerzos serían inútiles.Finalmente, una de las ranas puso atención a lo que las demás decían y se rindió. Se desplomó y murió. La otra rana continuó saltando tan fuerte como le era posible.
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Una vez más, la multitud de ranas le gritó que dejara de sufrir y simplemente se dispusiera a morir. Pero la rana saltó cada vez con más fuerza hasta que finalmente salió del hoyo.Cuando salió, las otras ranas le preguntaron:- ¿No escuchaste lo que te decíamos?
La rana les explicó que era sorda. Ella pensó que las demás la estaban animando a esforzarse más para salir del hoyo.
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Esta historia contiene dos lecciones:
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Primero: La lengua tiene poder de vida y muerte. Una palabra de aliento compartida con alguien que se siente desanimado puede ayudar a levantarlo y finalizar el día.
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Segundo: Una palabra destructiva dicha a alguien que se encuentra desanimado puede ser que acabe por destruirlo. Cualquiera puede decir palabras que roben a los demás el espíritu que les lleva a seguir en la lucha en medio de tiempos difíciles.
Tengamos cuidado con lo que decimos. Pero sobre todo con lo que escuchamos, no siempre hay que prestar atención, utilicemos sólo lo que es bueno.
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Hablemos de vida, de alegría, de esperanza, a todos aquellos que se cruzan en nuestro camino. Ese es el poder de las palabras. . .A veces es difícil comprender que una palabra de ánimo pueda hacer tanto bien ¿no te parece?
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Muy bue4na parábola, todo lo que añadiera, sería redundar en lo dicho que es excelente.
ResponderEliminarGracias, un abrazo
En esta vida que todos estamos metidos de lleno, con prisas, estres, problemas economicos, muchas personas necesitan un palabra de aliento, una muestra de lo mucho que significan para nosotros algo que les indique que les importamos a alguien.
ResponderEliminarA las criticas, ofensas hago oidos sordos.
Con cariño
Mari
Luna: Estas lecturas son motivadoras, para compartir y no son perecederas. Un abrazo
ResponderEliminarMari: Buena defensa. Cariños.
Bueno... la palabra tiene esto que sino se sabe manejar, con modulación y sensibilidad puede dar lugar a situaciones complicadas.
ResponderEliminarUn saludo
Estrella: administrar el don de la palabra en su punto justo. Saludos
ResponderEliminarExcelente relato muy instructivo. Tenemos que seguir nuestros pensamientos y nuestros deseos, digan lo que digan los demás.
ResponderEliminarPerseverar es la mayor fuente de éxitos. Seguir nuestra intuición, no cediendo al desanimo propio o inducido es el buen camino.
Ganar, es no dar nada por perdido.
Salu2:
Hola TV!
ResponderEliminarMuy interesante tu entrada y plausibles las lecciones que extraés de la fábula narrada.
¿Quién podría estar en contra de tus deducciones?.
Como hoy no voy a ponerme en “abogado del diablo”, me voy a retirar felicitándote por este post y por los principios y valores que recomendas incorporar al individuo para su interacción social!.
Sin embargo, quiero despedirme con una pregunta: ¿Fueron las palabras las que ayudaron a la rana SORDA a salir del hoyo?.
Espero no lo tomes a mal…, no puedo contener al “indio” cuando se despierta!...,jajaja!
Un abrazo
Rik
Mi querido Tendencia,
ResponderEliminarUn mensaje muy claro y por demás valioso para interactuar entre nosotros, sociedad y, sobre todo, escuchar la voz interna haciendo oídos sordos a quienes tratan de poner piedras en el camino.
Un grande bacio.
Seriecito, Marcela: me gustó. No dar nada por perdido, ni aún perdido. Abrazo
ResponderEliminarRicardo: nosotros estamos solos y las circunstancias hacen que frente a la desesperación debamos depender más aún de nosotros y nuestras competencias desarrolladas para la supervivencia. Nos reconstruímos en el camino, tipo Terminator.
La rana evidentemente quería vivir y a eso se el suma el destino.
Hay varios ejemplos pero... celebremos que tenemos una rana viva con nosotros.
Tienes razon,las palabras tienen un impoder,muy muy especial y fuerte,pueden cambiar una vida.
ResponderEliminarPero,a veces,son el sacudón que necesitamos,para darnos cuenta,que no estamos amando al ser que hay en nosotros,esa maravillosa creacion que es cada sere viviente,y palabras que nos intentan dstruir,logran que renazcamos,que nos reconozcamois en cuanto valemos.
Sinceramente,me identifico plenamente con la ranita sorda.bss.