En un gallinero vivían muy felices veinte gallinas y un gallo, pero como el gallo ya estaba entrado en años, el granjero decidió cambiarlo por otro más joven.
Llegó el día. Se abrió la puerta del gallinero, y apareció un gallo joven, plumas brillantes, ágil, con contorneado cuerpo y pinta de buen servidor. ¡Fundamental!
Rápidamente las gallinas se arreglaron el plumaje, y empezaron a contonearse con todo su ritual alrededor del gallo joven. ¡Era un candidato muy seductor!
El gallo viejo, arrastrando sus espolones sucios, retorcidos, y con alguna que otra calva en su plumaje, se le acercó y le dijo así:
Bienvenido, me alegro de conocerte compañero. Supongo que siendo como eres joven y fuerte, tendrás intención de hacerte el amo del gallinero… ¿no?
- Naturalmente abuelo - contesto el gallo joven con una sonrisa a flor de pico- ¿Algún problema?
- No, claro - dijo el gallo viejo - sólo que entre compañeros, y delante de las damas te ruego que no me dejes mal. Dame una salida airosa.
- ¿Qué propones? - preguntó el jovencito.
- Pues mira… yo ya no estoy en disposición de pelear, por lo que te sugiero una carrera de tres vueltas alrededor del gallinero.
- Eso está hecho - dijo el joven muy contento de liquidar el asunto de una forma tan fácil y sin mayores pleitos.
- Pero para ser justos, y dado que mi artrosis no me deja correr muy bien, te rogaría que me dieras media vuelta de ventaja.
- No hay ningún problema - dijo el gallo joven muy seguro de sus posibilidades y hasta ansioso por resolver el tema de inmediato.
De este modo empezó la carrera, y antes del que el gallo viejo hubiera completado la segunda vuelta, ya tenía al gallo joven pisándole los espolones.
De repente se oyé un tremendo estampido, y el gallo jovencito cayó fulminado y quedó en el suelo entre un charco de sangre y una nube de plumas.
- ¡¡Carajo!! - dijo el granjero con una escopeta humeante entre las manos. Es el tercer gallo maricón que me venden esta semana!
- ¿Qué propones? - preguntó el jovencito.
- Pues mira… yo ya no estoy en disposición de pelear, por lo que te sugiero una carrera de tres vueltas alrededor del gallinero.
- Eso está hecho - dijo el joven muy contento de liquidar el asunto de una forma tan fácil y sin mayores pleitos.
- Pero para ser justos, y dado que mi artrosis no me deja correr muy bien, te rogaría que me dieras media vuelta de ventaja.
- No hay ningún problema - dijo el gallo joven muy seguro de sus posibilidades y hasta ansioso por resolver el tema de inmediato.
De este modo empezó la carrera, y antes del que el gallo viejo hubiera completado la segunda vuelta, ya tenía al gallo joven pisándole los espolones.
De repente se oyé un tremendo estampido, y el gallo jovencito cayó fulminado y quedó en el suelo entre un charco de sangre y una nube de plumas.
- ¡¡Carajo!! - dijo el granjero con una escopeta humeante entre las manos. Es el tercer gallo maricón que me venden esta semana!
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Moraleja del chiste: "Nunca hay que subestimar a los mayores ya que ellos tienen mas experiencia de vida", "Más vale maña que fuerza" y "Nunca, nunca hay que perder las esperanzas".
PD: No pondremos en el banquillo de acusados al viejo gallo por su actitud, ya que por edad no puede ir preso.
Dibujo: Carlos Costa
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muy bueno¡¡¡ es la primera vez que llega hasta mi me ha gustado..hay otro dicho, mas sabe el domonio por viejo que por demonio.
ResponderEliminarfeliz fin de semana
un abrazo
Yeni:
ResponderEliminarBuen fin de semana y te invito a que te unas a la red social TV, en el margen derecho tenés el banner.
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Un abrazo
1.-Me parece terrible matarlo por pensar que es maricón.
ResponderEliminar2.-Matarlo sin darle la oportunidad de seguir viviendo.....
3.-¡TIENE VIDA!......y aunque si su destino es joder gallinas, pues si no te agrada, busca a otro y dejalo vivir
4.-No es aplicable ninguna moraleja ni por viejo ni por diablo
AMEN
Anónimo:
ResponderEliminarRelax amigo/a ...es un cuento. Hay picardías que surgen de un gallo en un gallinero donde tenía un papel protagónico.
Es un error, pero vivimos con preconceptos que nos acotan el panorama de la realidad y el poder estaba en las manos de quien compró los gallos para un determinado fin.
Las normas que son ley son las de aquel habitáculo donde produce animales para alimentarse y venderlos; al igual que en la selva donde la vida y la muerte no se cuestionan.
Nuestras leyes no tienen relvancia en esa propiedad privada para una actividad que es lícita.
Saludos